lunes, 3 de noviembre de 2008

Primera Guerra Mundial: ¿Eje Berlín-Tokio-... México?


El año era 1917. El mundo estaba sumergido desde hacía dos años en la Primera Guerra Mundial, una conflagración como nunca antes se había visto.
Tropas de Europa, África, Asia, Norteamérica y Oceanía se unían a las batallas, que devastaban sobre todo a Europa.
Por un lado, el Imperio Alemán, el Imperio Austro-Húngaro e Italia (la “Triple Alianza”) se enfrentaban a Inglaterra, Francia y Rusia (los “Aliados” o la “Triple Entente”).
Esta guerra era la peor hasta entonces: se usaban químicos que quemaban los pulmones y envenenaban el ambiente. Vehículos acorazados que barrían con regimientos completos. Maquinaria que surcaba los fondos del mar, y sobre todo, vehículos aéreos que desde el cielo dejaban cientos o miles de muertos.
El 16 de enero de ese año, inteligencia naval de Inglaterra detectó el envío secreto de un telegrama cifrado en clave, de parte del gobierno alemán a su embajador en Estados Unidos.
Pero no era cualquier telegrama: Lo enviaba el gobierno imperial del Káiser, y se dirigía al presidente de un país pobre y atrasado, al otro lado del mundo: México.
Los británicos lograron descifrar el mensaje. Era un comunicado supersecreto del ministro alemán de exteriores, Arthur Zimmerman, al embajador de Alemania en Washington, Conde Johann von Bernstorff. Éste a su vez había enviado una copia del mensaje al embajador alemán en México, de apellido Eckardt.
Ese pedazo de papel estaba llamado a cambiar el curso de la historia.
¿Qué contenía ese telegrama?
Decía así:
Máximo Secreto.
Para la información personal de Su Excelencia, y para ser entregado al Ministro Imperial en México.
Nos proponemos iniciar ataques submarinos irrestrictos el 1 de febrero. Intentaremos a pesar de esto, mantener a los Estados Unidos neutrales. En el evento de que esto no sucediera, hacemos a México la propuesta de una alianza en las siguientes bases: Entrar en la guerra juntos, firmar la paz juntos, apoyo financiero generoso y el entendimiento de nuestra parte de que México reconquistará el territorio perdido en Texas, Nuevo México y Arizona. Los detalles del acuerdo se le dejan a usted.
Informará al Presidente de México sobre esto de la forma más secreta tan pronto como el inicio de la guerra con los Estados Unidos sea inminente, y agregará la sugerencia de que él debería, por iniciativa propia, invitar a Japón a sumarse de inmediato y al mismo tiempo, mediar entre Japón y nosotros.
Favor de mencionar al Presidente el hecho de que el empleo irrestricto de nuestros submarinos ofrece ahora la posibilidad de que Inglaterra firme la paz en pocos meses. Acuse de recibo.
Zimmerman

Cuando las autoridades inglesas leyeron el telegrama ya descifrado, convocaron a junta de emergencia. El contenido era una bomba que iba a causar escándalo y quizá, revertir el curso de la guerra.
Aunque parece una historia sacada de una novela fantástica, el ofrecimiento sí se dio. De hecho, el propio presidente mexicano Venustiano Carranza recibió el comunicado e incluso analizó la propuesta.
¿Estuvimos los mexicanos a un pelito de irnos de nuevo a la guerra contra los gringos?
De hecho, se puede decir que indirecta o directamente, México fue el responsable de obligar a los americanos a entrar en la guerra.
Hay que recordar que por aquellas fechas, Estados Unidos no había entrado a la guerra aún, y la idea era muy impopular entre la gente. Esto a pesar de que submarinos alemanes ya habían torpedeado el trasatlántico inglés Lusitania en 1915, en el cual murieron más de mil personas, entre ellos cientos de ciudadanos americanos.
Pero el descubrimiento del telegrama Zimmerman fue la mecha que detonó la indignación americana contra los alemanes, y los incitó a, de una vez, declararles la guerra.
El 25 de febrero de 1917, una copia del mensaje fue entregada al presidente de Estados Unidos, Woodrow Wilson, y el 1 de marzo, el gobierno puso el texto del telegrama a disposición de la prensa.

Cuando la gente de Estados Unidos se enteró de la noticia, montó en cólera. Para entonces, existía entre la gente de Estados Unidos un profundo sentimiento antialemán y antimexicano. Los ataques de Pancho Villa al pueblo de Columbus, Nuevo México, habían puesto a México en el papel de un país que solapaba a terroristas. (Casi como el Irak o el Afganistán de entonces.)
Según historiadores, Carranza consultó a sus asesores al respecto. Determinó que la ayuda que Alemania pudiera ofrecer no sería suficiente para derrotar al ejército americano. Rechazó la oferta de Zimmerman el 14 de abril, una semana después de que el Congreso de Estados Unidos había declarado la guerra a Alemania.
El telegrama no menciona California. Historiadores suponen que ese territorio los alemanes se lo iban a ofrecer como botín de guerra a Japón, tras la eventual derrota de Estados Unidos.
Pero, siempre queda la duda: ¿Qué hubiera pasado si el telegrama no se hubiera detectado? ¿Qué hubiera pasado si los americanos no hubiesen sabido absolutamente nada del asunto, y se resistieran a entrar en la guerra?
¿De verdad Carranza hubiera aceptado convertirse en aliado de Alemania y Japón, y prestar el territorio mexicano para iniciar un ataque, y una eventual invasión contra Estados Unidos?
Y al final de la guerra, ¿Alemania de verdad hubiera devuelto los estados de Texas, Arizona y Nuevo México?
Y en caso de que fuera así, no sería el fin de los problemas para México, sino el principio de otros problemas, quizá peores.
Porque, además de sopesar las posibilidades de perder ante los gringos, también había que pensar en los riesgos de ganarles.
¿Qué iba a hacer México con tres extensas provincias recuperadas, habitadas por millones de anglosajones?
México estaba sumido en la Revolución. No había dinero ni forma de repoblar rápidamente esos estados con población de habla española. El mismo gobierno de Carranza no habría de durar mucho más en el poder.
Además, con el tiempo, Texas, Arizona y Nuevo México seguramente serían la causa de otra guerra contra Estados Unidos, y seguramente la última (porque al final, dudosamente México podría haber sobrevivido como nación).
Pero, el “hubiera” nunca existió...

Autor: César Fernando Zapata
cfzap@yahoo.com
www.cesarfernando.blogspot.com
Publicado en: http://www.cronica.com.mx/nota.php?id_nota=228058

dp

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